Por qué no podemos ver más allá del universo

Nuestro universo, dicen los cosmólogos, comenzó con una gran explosión y nunca ha dejado de expandirse desde entonces. Explican que no podemos ver ni investigar más allá del universo que habita el Planeta Tierra. No es por una óptica inadecuada que no podemos estudiar fuera de nuestro universo, sino porque las leyes de la física hacen imposible descubrir lo que existe más allá de nuestro universo, si es que existe algo. La razón por la que los científicos sostienen esto no es porque esta sea la verdad absoluta, sino porque no tienen las herramientas adecuadas para explorar más allá de nuestro universo. Sin embargo, tales herramientas existen, y si las obtienen, sabrán lo que hay ahí fuera y lo verán tan claramente como nos vemos unos a otros.
Debido a que percibimos a los demás como oposición, estamos tratando de cancelarlos. Si nos dimos cuenta de que otras personas no se oponen a nosotros, sino que nos complementan, seríamos capaces de abrazar su percepción, fusionar nuestra percepción con la de ellos y crear una percepción del mundo completamente nueva y precisa (!).
Cuando los fabricantes de teléfonos móviles quieren mejorar sus cámaras, existen principalmente dos formas de hacerlo. La primera y obvia forma es mejorar el hardware de la cámara: las lentes, el obturador, etc. La otra forma es mejorar la "mente" que descifra lo que capturan las lentes. Esto se logra empleando un software más sofisticado, mejores algoritmos y mejores unidades de procesamiento para ejecutar las habilidades computacionales mejoradas que “entienden” lo que ven las lentes con mayor precisión y, de esta manera, producen una imagen más detallada utilizando la misma óptica.
Al estudiar el universo, necesitamos hacer lo mismo. No importa cuán buenos se vuelvan nuestros ópticos, hay un límite que nunca cruzarán. Para llegar más allá de ese límite, debemos mejorar la “mente” que entiende las imágenes, que en este caso somos nosotros.
Percibimos todo nuestro mundo a través de una mente muy orientada a objetivos, y el objetivo es servir a su propio interés. Si algo no sirve a este interés propio, la mente no lo percibe. Por lo tanto, para captar lo que está más allá de nuestro interés inmediato, debemos abrazar otros “intereses” y hacerlos nuestros. En palabras simples, debemos aprender a preocuparnos por los demás tanto como nos preocupamos actualmente por nosotros mismos.
Piensa en nuestra visión. Cada uno de nuestros ojos ve el mundo en dos dimensiones. Sin embargo, cuando la imagen que ven nuestros ojos llega al cerebro, este las procesa y construye una imagen tridimensional. Si estuviéramos “atascados” solo con la imagen de un ojo, no podríamos ver la profundidad y nunca percibiríamos el mundo como tridimensional.
Lo mismo ocurre con nuestra percepción del mundo. Es como si nuestra percepción personal fuera un ojo y la percepción de otra persona fuera otro ojo. Mientras estemos confinados a nuestra propia percepción, estamos sujetos a los límites que nuestra percepción permite, una especie de percepción "bidimensional". Sin embargo, si "vemos" el punto de vista de la otra persona y fusionamos los dos, nuestra percepción del mundo adquirirá una dimensión completamente nueva y nos dará una comprensión mucho más completa y rica del mundo.
Sin embargo, para lograr esto, debemos renunciar a nuestra actitud egocéntrica. La imagen distorsionada que nos presenta es la causa detrás de cada error que cometemos en este mundo, como individuos, como sociedades y como naciones. Debido a que percibimos a los demás como oposición, estamos tratando de cancelarlos. Si nos dimos cuenta de que otras personas no se oponen a nosotros, sino que nos complementan, seríamos capaces de abrazar su percepción, fusionar nuestra percepción con la de ellos y crear una percepción del mundo completamente nueva y precisa (!).
Ahora, imagina que pudiéramos hacer esto no solo con una persona más (un segundo ojo, por así decirlo), sino con todas las personas del planeta. Las revelaciones que descubriríamos son ilimitadas. En tal estado, verdaderamente no habrá fin a lo que seremos capaces de percibir a través de nuestra “visión” multidimensional, adquirida al cambiar nuestra actitud hacia los demás de egocéntrica a inclusiva. Cuanto más lo pensemos, más nos daremos cuenta de que la solución a nuestros problemas no radica en una mejor maquinaria, sino en una mejor persona.