La elegancia de la gran extensión

Espacio. Tan vasto. Tan misterioso. Tan duro, y sin embargo tan hermoso. Desde el mismo día en que me introdujeron a la idea del espacio, ha asaltado mi mente como una polilla se siente irresistiblemente atraída por las lámparas. Todas esas caricaturas de mi infancia, todos esos documentales que vi (y todavía veo) me mantuvieron enganchado y fascinado durante horas. Si no hubiera sido porque mi madre me instó a estudiar, o si mis compañeros me invitaron a jugar baloncesto con ellos, podría haber pasado todo el día en la televisión, yendo y viniendo de un programa espacial a otro.
Mirar el cielo nocturno con apatía no era nada fuera de lo común para mí. Pero había un obstáculo inamovible que hacía que mi ritual de miradas fuera completamente terrible. Contaminación. El velo de humo, polvo y luces molestas que cubrían esas gotas de leche del cielo nocturno hicieron que mi pasatiempo fuera insatisfactorio. Apenas podía ver una estrella en el cielo. Distinguir a la Osa Mayor, Orión o Casiopea parecía un evento único en la luna azul. La mayoría de las veces, solo estaría mirando una extensión negra, neblinosa e interminable. Entonces, fue un deseo mío muy fuerte ser agraciado por un cielo lleno de estrellas. Y el deseo se cumplió el 21 de junio de 2019.
Eran las vacaciones de verano y mi familia y yo habíamos escapado a Fagu (un pueblo pintoresco en Himachal Pradesh, India). Acabábamos de terminar de cenar y nos relegamos a nuestras camas cuando mis ojos, como por una fuerza invisible, se desviaron hacia la ventana y, por primera vez, vi un cielo lleno de estrellas. Salí corriendo y miré hacia arriba y me sorprendió la vista. La primera vez que vi un cielo salpicado de estrellas fue realmente un momento magnífico.
Simplemente hay algo diferente acerca de los 'primeros', algo que lo hace más especial que cualquier experiencia posterior. Puedes experimentar algo que te gusta muchas veces, pero ninguna igualará lo que sentiste cuando lo experimentaste por primera vez. La euforia de la primera vez es algo que pocas veces se replica. Y así me sentí cuando vi un cielo estrellado, eufórico.
Ser testigo de un cielo estrellado no es mi único objetivo orientado al espacio. Tal vez una cosa que quiero lograr desesperadamente antes de morir es ir al espacio. Ver documentales, leer descripciones vívidas en libros o alguna pintura magistral no es suficiente para saciar mi hambre de espacio. Quiero ir allí y verlo con mis propios ojos, no a través de una pantalla de televisión.
Una pantalla no le hace justicia al quizás el artefacto más complejo de nuestro universo. Por supuesto que no está en la capacidad de todos poder ver el espacio con sus propios ojos, en cuyo caso tienen que confiar en estas dignas imitaciones. Sin embargo, haré mi mejor esfuerzo para hacer realidad este sueño mío.
El espacio es nuestra última frontera. Es donde la humanidad debe ir.