Nuestras formas de pensar
Mi lectura de Psicología me señala que nuestra realidad, o cómo la interpretamos, está moldeada fundamentalmente por nuestra psique. Cómo pensamos se correlaciona con cómo nos sentimos y cómo vivimos. Nuestro desarrollo psicológico es equivalente a lo bien que podemos navegar y dar sentido a nuestra vida cotidiana.
Esta percepción sutil es esclarecedora. Revela que tomamos parte en nuestros sufrimientos y desventuras. Nos hace responsables de las cosas que creemos que no tenemos control. Tome la negatividad en las noticias, por ejemplo. Una persona que no sabe cómo puede moldear sus sentimientos puede verse perturbada e influenciada por noticias de violencia o levantamiento ideológico. Puede irritarse y agitarse emocionalmente, lo que le hará proyectar esta emoción a los demás en manifestaciones negativas. Por otro lado, una persona consciente de su propia psicología tendría la disciplina y el control responsable sobre sus pensamientos y emociones. Podrá evaluar sus sentimientos sin sucumbir a ellos. Será capaz de resistir una variedad de emociones negativas y manejarlas de manera efectiva para su ventaja.
Aprender sobre psicología da el don de la inteligencia emocional. La psicología no solo nos da una idea de la naturaleza humana, sino que también nos ayuda a abrirnos camino a través de la jungla que son nuestras emociones. Un territorio que está directamente relacionado con nuestra forma de pensar.
Nuestras psiques y emociones son dos de los dominios fundamentales que influyen en nuestras vidas. Pagaría múltiples dividendos si invertimos nuestro tiempo y esfuerzos en su comprensión. Por mucho que estén infravalorados hoy, como lo hice yo en el pasado, no podemos negar su importancia. Una psicología sana nos hará mejores y más efectivos. Una persona con inteligencia emocional podrá relacionarse bien con otras personas, reducir los conflictos y ayudar a resolver muchos problemas sociales. En su totalidad, su estudio nos hará comprender y revelar aspectos de nosotros mismos que antes eran desconocidos y revelar los potenciales de lo que podemos ser. Nos hará darnos cuenta de que literalmente tenemos nuestro destino en la palma de nuestras manos, o más bien, dentro de los confines de nuestra mente.