
Los escenarios apocalípticos sobre cuándo el mundo se quedará sin combustibles fósiles han estado circulando desde la década de 1950, cuando el geólogo de Shell, M. King Hubbert, creó un modelo matemático que mostraba lo que sucedería con la producción nacional de petróleo de los Estados Unidos en los próximos años. Conocida como la Curva de Hubbert , muestra cómo la producción inicial en un nuevo campo petrolero aumenta bruscamente, luego alcanza una meseta y finalmente se dirige a una disminución constante. Hubbert predijo que la producción de petróleo de EE. UU. alcanzaría su punto máximo en 1969. Fue ridiculizado, hasta que la producción de petróleo alcanzó su punto máximo en 1970 y luego entró en un largo declive. La teoría de Hubbert tiene sentido, porque los combustibles fósiles no son renovables y su cantidad es finita.
Hubbert usó números sólidos y una lógica sólida e ineludible. Sin embargo, otros factores entran en juego cuando se trata de predecir el fin de los suministros de combustibles fósiles.
Mientras que el mundo usa más máquinas de combustible, los procesos que usan combustibles fósiles son cada vez más eficientes. El ataque de referencia en el frente de la eficiencia está en los vehículos. Cuando llegó la crisis del petróleo en la década de 1970, los automóviles pasaron de un promedio de 10 millas por galón a más de 17 millas por galón o más en menos de una década. El cambio fue impulsado, según cree la mayoría de los expertos, por el aumento de los precios del combustible.
El aumento más reciente en los precios del combustible también ha estimulado el cambio. Los vehículos híbridos y eléctricos son más frecuentes en la carretera. Los vehículos más grandes, como el Hummer y otros consumidores de gasolina, son menos parte del estilo de vida estadounidense que antes.
Este cambio en el estilo de vida también tendrá un efecto sobre cuándo se acabarán los combustibles fósiles. La investigación de AAA ha demostrado que los estadounidenses conducen distancias más cortas que en el pasado, con menos viajes. Si bien esto se atribuye principalmente al aumento de los precios de la gasolina , el efecto neto es usar menos combustible y gastar menos dinero, lo que amplía las reservas cada vez más escasas. Estas mismas medidas de ahorro se aplican a la electricidad, el agua caliente y la calefacción del hogar. De hecho, municipios enteros, no solo familias individuales, están ahorrando dinero al usar menos energía.
Además de usar menos combustibles fósiles, las personas recurren a la alta tecnología para reducir la cantidad de combustible que usan. Un ejemplo común es la bombilla de luz fluorescente. Los ahorros son pequeños, pero es probable que el creciente número de usuarios tenga un efecto en el uso de electricidad, disminuyendo la cantidad de combustibles fósiles utilizados para producir la potencia necesaria. Las organizaciones más grandes, como universidades y grandes empresas, están utilizando software de alta tecnología para controlar los sistemas de construcción como la iluminación y la calefacción para reducir unos pocos dólares de las facturas totales de combustible aquí y allá.
Finalmente, esos mismos altos precios han estimulado la investigación de nuevas fuentes de combustibles fósiles, como el esquisto bituminoso, así como combustibles alternativos como la energía solar, eólica y biodiesel.
Lo que deparará el futuro para los combustibles fósiles es incierto. Es casi seguro que se agotará el suministro, pero cuándo sucederá, y el efecto que tendrá en la sociedad, sigue siendo solo especulación.